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Tan frecuente como variado, el dolor abdominal durante el embarazo es un motivo de preocupación para la paciente y su obstetra, afortunadamente, la mayor parte de los casos son funcionales, autolimitados o faciles de controlar. Existen, sin embargo, causas mas severas que podrían comprometer la vida de la madre y su bebé
Peritonitis química: es posible presentar molestias inespecíficas o dolor leve en la hemipelvis relacionada con el ovario que ovuló y que en su interior tiene el cuerpo lúteo del embarazo productor de progesterona. Mejora con el tiempo y cede con analgésicos comunes. Ocurre entre 5-8 semanas.
Quistes y torsión ovárica: los quistes de ovario son relativamente frecuentes durante el embarazo debido a la producción acelerada de progesterona. Cuando estos son mayores de 4 cm exite el riego de rotación sobre si mismo de manera que la circulación ovarica se obstruye (inicialmente la circulación venosa) generando dolor agudo en el lado donde ocurrió la torsión (60% de los casos son en el lado derecho), náuseas vómitos y dolor a la palpación local. El diagnóstico de torsión ovárica es motivo de cirugía de emergencia
Implantación: la implantación del embrión puede generar molestias por contracciones uterinas interpretadas como dolor menstrual. Usualmente leve, en el centro de la pelvis, mejora con analgésicos comunes o antiespasmódicos. Ocurre alrededor de la semana 4-5 del embarazo, puede asociarse con manchado genital (sangrado) discreto por 1 o 2 dias y ser tomado como la menstruación esperada en esa fecha
Embarazo ectópico: el embarazo localizado fuera de la cavidad uterina usualmente ocasiona dolor abdominal severo por rotura de la Trompa de Falopio (el lugar más frecuente de presentación) entre las semanas 5-8 del embarazo. Se manifiesta por dolor agudo en uno u otro lado de la pelvis y se puede acompañar de sangrado genital. En cxasos de hemorragia intraabdominal severa la paciente puede manifestar dolor abdominal difuso y signos de shock hipovolémico: palidez, sudoración, hipotensión y pérdida del conocimiento. Es una Emergencia Quirúrgica en al menos el 90% de los casos.
Aborto espontáneo: el aborto en evolución se asocia a dolor pelviano y sangrado genital. Es emperativo descartar el Embarazo Ectópico mediante ecografía a la vez que se debe determinar la vitalidad embrinaria y la causa del sangrado. La mayor parte de los abortos espontáneos ocurren entre las semanas 5 y 9 del embarazo.
Ligamento Redondo: a partir de la semana 16 y durante un tiempo variable puede presentarse dolor espasmódico sin otros acompañantes en una u otra región inguinal, especialmente la derecha; esto se debe a la contracción de los ligamentos redondos del útero. Molestia de corta duración rara vez requiere el uso de analgésicos. Es típico de los cambios bruscos de posición especialmente cuando la paciente ha estando sentada algún tiempo y se para bruscamente.
Miomatosis Uterina: los fibromas (leiomiomas) uterinos tienen la tendencia a crecer rápidamente por efecto de los niveles hormonales rápidamente desarrollados en el embarazo. Estos tumores, benignos, crecen con mayor rapidez de la que lo pueden hacere sus vasos arteriales nutricios por lo que pueden sufrir infartos y generar dolor abdominal en la embarazada. En mi experiencia podría decir que menos del 10% de las portadores de miomas uterinos presentará dolor por esta causa y muy pocas presentará algún tipo de complicación: en 20 años solo hemos operado un caso de miomatosis uterina infartada por dolor intratable y amenaza de parto pretérmino.
Pubalgia: el dolor en la articulación del pubis (sínfisis pubis) se debe a la relajación articular mediada por las hormonas placentarias en previsión del parto para pérmitir menor resitencia pelviana al paso del bebé. La articulación usualmente rígida se hace móvil y ligeramente inestable en las últimas semanas del embarazo generando dolor local punzante local que se manifiesta hacia el final del día y está en relación directa con el nivel de actividad. Cede con el reposo y analgésicos comunes (acetaminofén).
Sacroileitis: por las razones anteriormente expuestas las articulaciones posteriores de la pelvis, la unión del sacro con los huesos pelvianos, producen dolor por relajación e hipermovilidad articular. Es un dolor lancinante que se exacerba con los movimientos. Usualmente se presenta a partir de la segunda mitad del embarazo y puede confundirse con dolor abdominal. Mejora con calor o frío local, fajas de soporte, reposo y analgésicos apropiados.
Desprendimiento prematuro de placenta: una de las complicaciones más temidas en la obstetricia (forma parte del grupo de las hemorragias obstétricas tardías) se refiere a la separación de la placenta normalmente insertada de su fijación uterina durante el embarazo antes del nacimiento del bebé. Este fenómeno produce dolor abdominal intenso debido a contracciones uterinas sostenidas (no hay relajación uterina y el abdomen se presenta globoso y rígido, haciendo imposible la palpación del feto) y se puede acompañar de sangrado genital abundante. En casos severos existe un grado importante de mortalidad fetal y materna. Es una emergencia que requiere atención inmediata. Usualmente ocurre después de la semana 32 y está relacionada con preeclampsia severa
Preeclampsia/HELLP: los casos de hipertensión inducida por el embarazo severos (preeclampsia severa) pueden producir trastornos de coagulación que se pueden asociar a hematoma, rotura o hemorragia del hígado, generando dolor intenso en la parte superior del hemiabdomen derecho que posteriormente se hace generalizado por peritonitis hemorrágica difusa. Se puede acompañar de signos de shock hipovolémico y pérdida del conocimiento. Se puede presentar junto con las convulsiones eclámpticas
Parto Prematuro: las contracciones uterinas dolorosas que se presentan después de la semana 20 y antes de la semana 37 del embarazo pueden corresponder a amenaza de parto prematuro, se pueden asociar a expulsión de moco con sangre (tapón mucoso) o líquido (líquido amniótico) por los genitales externos. La mayor parte de los casos se catalogan como falso trabajo de parto pero en aproximadamente el 5% de los casos la condición es real y requiere tratamiento obstétrico de emergencia, incluyendo la maduración pulmonar y neuroprotección cerebral fetales en casos de prematuridad inminente.
Causas no Obstétricas
Apendicitis aguda: es una de las condiciones quirúrgicas más frecuentes y difíciles de diagnosticar por las modificaciones sintomatológicas y posicionales del apéndice vermicular durante el embarazo y la renuencia de intervenir quirurgicamente a la mujer embarazada por temor a complicaciones obstétricas. Se manifiesta con dolor en el abdomen derecho que puede estar localizado en la pelvis en etapas tempranas del embarazo, o a nivel del ombligo en etapas avanzadas. Puede estar precedido de pérdida del apetito, puede acompañarse de náuseas y malestar general. La fiebre es rara y sugiere complicaciones apendiculares, perforación y peritonitis.
Cistitis: la infección de la vejiga urinaria o infección urinaria baja puede producir molestias abdominales pero son poco comunes. Los síntomas son fundamentalmente locales y se describen como ardor para orinar, sensación de vejiga llena y de deseos de orinar con frecuencia. La orina puede tener olor inusual y ser algo turbia. La mujer embarazada tiene poca sensibilidad vesical y los síntomas pueden estar ausentes. El control prenatal es fundamental para prevenir las complicaciones derivadas de la infección urinaria asintomática durante el embarazo
Pielonefritis: la infección urinaria alta, la infección de los riñones, es relativamente infrecuente y se manifiesta con dolor abdominal posterior debajo de las costillas (fosa renal), puede acompañarse de fiebre, malestar general, nauseas, vómitos y ocasionalmente con síntomas urinarios bajos o antecedentes de cistitis aguda. Puede ser una condición seria por su asociación con el parto prematuro y la sepsis materna. La condición afecta principalmente al riñón derecho.
Nefrolitiasis: la presencia de cálculos renales (arenilla o piedras) puede producir dolor abdominal episódico durante el embarazo, las manifestaciones clínicas son prácticamente idénticas a las producidas fuera del embarazo pero puede haber confusión con respecto al parto prematuro e infección urinaria alta, que en ocasiones le puede acompañar y que debe ser, rutinariamente, descartada.
Colelitiasis/Colecistitis: la presencia de litiasis (piedras) en la vesícula y la infección local (colecistitis), esta última, poco frecuente, son causa ocasional de dolor abdominal derecho alto (subcostal) durante el embarazo. La sintomatología se basa en dolor abdominal a nivel hepático en relación a comidas con alto contenido de grasa, dispepsia y acidez gastroesofágica que responde inapropiadamente al tratamiento. La presencia de litiasis vesicular puede tener indicación quirúrgica frecuente debido a su asociación con el parto prematuro, pero cada caso debe ser evaluado individualmente