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Las mamas son órganos que se desarrollan en la llamada “Línea de la Leche” de los mamíferos, que va desde las axilas hasta las ingles, pero típicamente localizadas en el tórax anterior por delante de los músculos pectorales, en número de dos.
Las glándulas mamarias están presentes tanto en hombres como en mujeres, pero en éstos últimos el escaso tejido presente es atrófico y no funcional. En las mujeres se comportan como órganos profundamente sensibles a las hormonas femeninas y especialmente a los cambios hormonales de la pubertad (cuando se desarrollan) y el embarazo (cuando se especializan).
Las mamas están compuestas por 15-20 lóbulos glandulares, separados entre si por grasa, que drenan su producto de secreción (leche) en igual numero de senos o conductos galactóforos que se abren al exterior en 15-20 orificios situados en los pezones. Rodeando los pezones se evidencia un circulo pigmentado que se denomina areola, en cuya superficie se evidencian unas 20-25 pequeñas pápulas que se denominan tubérculos de Morgagni. Estas últimas son glándulas sebáceas que se encargan de lubricar al complejo areola-pezón, especialmente necesario durante la lactancia
Cambios durante el embarazo
Durante el embarazo las mamas han sido fuertemente estimuladas para que adquieran las condiciones estructurales y funcionales que les permitirán nutrir adecuadamente a un recién nacido. Estos cambios son los siguientes: aumento de la vascularidad y discreta congestión mamaria, crecimiento de los lóbulos glandulares y aumento del contenido de grasa mamaria, crecimiento y dilatación del sistema de canalículos y conductos galactóforos, crecimiento y pigmentación del pezón, de la areola y de los tubérculos de Morgagni.
Cambios después del parto
Durante las primeras 24-48 horas después de un parto o cesárea, se produce el reflejo de descenso o “bajada de la leche”. Por efecto de diversas hormonas (oxcitocina y prolactina) y los primeros intentos de succión del bebé, se estimula activamente toda la maquinaria glandular encargada de producir la leche y las mamas en poco tiempo, se presentan aumentadas de volumen, congestivas, duras, hipersensibles, calientes y dolorosas. Muy molestas. Inclusive, puede acompañarse de fiebre con temperaturas de 38-38,5 *C. Este cuadro es normal y debido al aspecto de las mamas algunos autores le han denominado Mastitis Congestiva aunque no haya un proceso inflamatorio real. Esta etapa pasa rápidamente y se mejora una vez que la madre empieza a amamantar a su bebé o usa el “Tiraleche” para disminuir la presión intramamaria regularmente.
Mastitis puerperal
La mastitis se refiere a un proceso inflamatorio mamario ocasionado por una infección bacteriana. Aunque se puede presentar en mujeres que no están lactando es más frecuente observar esta afección durante el período de lactancia materna cuando los cambios anatómicos y fisiológicos que sufren las mamas, aunados al trauma local que ejerce la succión del bebé, las hacen más susceptibles de sufrir lesiones y por ende, infecciones. La mastitis puerperal es exclusiva del período postparto
Esta entidad representa la patología infecciosa más frecuente del periodo post parto y probablemente la causa más frecuente de infecciones mamarias en la vida de una mujer. A pesar de esto, la frecuencia con que se manifiesta es bastante baja: 1-3 casos por cada 100 mujeres. La infección mamaria es tan infrecuente fuera de la lactancia que cuando se nos menciona la palabra mastitis automáticamente pensamos en el periodo postparto y lactancia materna. La infección es usualmente unilateral. Llama la atención que a pesar del trauma repetitivo ocasionado por la succión vigorosa del bebé (aun cuando el bebé ya tiene dientes) los casos sean bastante pocos. Muchos de nosotros sabemos y muchas han experimentado las molestias que genera la lactancia materna en sus primeros días: dolor y rotura del pezón y la areola, y a pesar de esto la madre es capaz de seguir amamantando sin presentarse mayores problemas.
¿Por qué se origina?
Esta es una infección bacteriana de la mama lactante originada por la invasión de bacterias de la piel a través de pequeñas fisuras y excoriaciones de la areola y el pezón que han sido producidas por el efecto traumático de la succión del bebé. Típicamente, la mayoría de los casos se presentan en las primeras semanas después del parto. Aunque algunos autores dicen que se puede presentar en cualquier momento, lo cierto es que la mayoría de los casos que he manejado han ocurrido entre la segunda y la sexta semana después del parto o cesárea. Afortunadamente el manejo es muy sencillo y solo un par de veces he tenido que hacer algún procedimiento de cirugía menor.
¿Cómo se manifiesta?
Una vez que las bacterias han penetrado el tejido mamario a través de excoriaciones de la areola o el pezón, lo mismo que ocurriría con cualquier herida en la piel, las bacterias crecen localmente y se genera una reacción inflamatoria que se empieza a notar por un poco de dolor en alguno de los lados de la mama, especialmente en los cuadrantes externos; posteriormente se comienza a sentir más caliente esa zona y empieza a aparecer una coloración rosada de la piel localizada sobre el sitio de la infección en forma triangular. Con cierta frecuencia la paciente cuenta que ha tenido algunos episodios de escalofríos y fiebre (38-39,5*C). Refiere también que hay dolor cada vez más intenso al tacto o cuando amamanta al bebé pero que cuando vacía la leche de los senos se siente un poco aliviada. Es posible exprimir cierta cantidad de pus a través de algunos de los orificios del pezón. Casi invariablemente solo se ve afectada una mama .
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es muy fácil y aunque podría hacerse con solo hablar por teléfono con la paciente (esto es muy frecuente en nuestro país), debe evitarse esta práctica ya que los senos deben examinarse exhaustivamente para determinar el grado de afección y descartar complicaciones, dar instrucciones idóneas y seleccionar correctamente el tratamiento.
¿Cuál es el Tratamiento?
Tu médico te indicará antibióticos, analgésicos y te dará instrucciones particulares para tu caso. La medida más efectiva en el manejo de este problema es vaciar completamente los senos con regularidad: amamantando, manualmente o usando “Tiraleche”. Así mismo, se recomienda tomar abundantes líquidos durante el día y utilizar medicamentos para controlar el dolor y la fiebre si existe. La lactancia se mantiene usando los antibióticos, no le pasa nada al bebé
¿Cuáles son las complicaciones?
La complicación más frecuente es el Absceso Mamario: cuando la infección es tratada tardíamente el crecimiento bacteriano y la lesión tisular son considerables, se establece una cavidad que se llena de pus, la mama se aprecia muy inflamada, caliente y con una zona muy roja y dolorosa. El aspecto de la paciente sugiere enfermedad, hay malestar general y fiebre, debido al dolor local la paciente no da pecho con el seno afectado por lo que la congestión láctea empeora aun más el dolor que la paciente ya tiene. Esta complicación puede aparecer en 5-11% de las mujeres que tienen una mastitis.
¿Puedo seguir dando el pecho a mi bebé?
Definitivamente no debes suspender la lactancia porque, a parte de afectar la nutrición de tu bebé, la leche se acumula en tus senos generando más dolor y más riesgo de generar un absceso mamario. Aun cuando estés tomando antibióticos (adecuados) no debes suspender la lactancia. Si llegases a tener un absceso mamario es muy probable que tu médico intente drenarlo quirúrgicamente o mediante el uso de una punción guiada por Eco y te prohíba amamantar a tu bebé. Sin embargo te indicará que sigas extrayendo la leche para evitar mayor congestión mamaria.
¿Cómo puedo evitar que me ocurra?
Las medidas son muy sencillas pero la más efectiva es seguir amamantando a tu bebé regularmente.
- Aseo frecuente del pezón y la areola con agua. No uses jabones ni alcohol ya que resecas la piel barriendo la grasa lubricante natural que ella produce.
- Amamanta frecuentemente a tu bebé, evita dar biberones ya que interrumpes el vaciado de la leche acumulada.
- No uses sostenes excesivamente apretados.
- Si vas a trabajar saca leche con el tiraleche para evitar congestión mamaria.
- Al finalizar cada período de amamantamiento puedes colocar Vitamina E en cada pezón para ayudar a mantenerlo hidratado: tomas una gotita de vitamina E y la colocas en tu dedo para luego aplicarla sobre ambos pezones. No uses mucha porque le puede saber mal al bebé.
- Toma muchos líquidos durante el día, el agua es ideal y no engorda.
- Si tienes algún síntoma fuera de lo usual, o te sientes muy mal, debes comunicarte inmediatamente con tu médico. En realidad nunca es bueno automedicarse sin una evaluación especializada.
Finalmente, recuerda: la lactancia materna es un milagro de la naturaleza, es inimitable e insustituible. Rara vez hay algún problema que contraindique su uso y así, la atención adecuada de las mamas evitara que surjan situaciones que podrían llevar a la suspensión de este milagroso recurso de la especie humana.
Anatomía
Mastitis: medidas a tomar
- Continúa dando pecho, empezando por el lado afectado.
- Si tu bebé no se siente bien, o no quiere mamar del pecho afectado, o tus molestias son tan severas que no puedes amamantar del lado afectado, vacía el seno afectado con el tiraleche.
- Considera reposar en cama por unas 48 horas.
- Toma mucho líquido.
- Disminuye tu ingesta de sal.
- Usa los analgésicos/antipiréticos indicados para controlar las molestias y la fiebre.
- Usa compresas de agua fría para controlar inicialmente la inflamación; luego, usa compresas tibias para estimular el descenso de la leche.
- Masajea las mamas desde la base hacia el pezón para ayudar el drenaje (purulento, en ocasiones) en la mama infectada.
- Evita usar sostenes apretados o pezoneras rígidas.
- Evita usar sostenes con ballenas y la ropa muy ajustada.
- Lávate las manos antes y después de manipular el seno infectado Puedes seguir usando las cremas y emolientes (las aprobadas) de la areola y el pezón.
- Evita posiciones de lactancia en las que el bebé tenga que halar mucho tu pezón.
- La dosis que llega al bebé es tan baja que puedes y debes seguir dando el pecho.
- Comunícate con tu médico a las 48 horas de haber iniciado el antibiótico para evaluar tu respuesta: para este entonces ya no deberías tener fiebre y el dolor habrá mejorado notablemente, así como el área roja de la mama.
- Si pasadas las primeras 48 horas no has obtenido mejoría planifica una visita con tu especialista.
Mastitis puerperal severa
Este caso comienza como una mastitis común, nótese la forma triangular del área enrojecida a la derecha.
La situación no mejora con el tratamiento usual y se comienza a ver un área de necrosis del pezón y se afecta la otra mama. Mastitis bilateral.
Progresa la necrosis y se cambia el tratamiento.
Finalmente mejora. Hubo una mezcla de bacterias resistentes (estafilococos) y hongos (cándida). Este caso requirió suspensión de la lactancia.