En muchos países hispanos se habla de gripe al referirse al catarro o resfriado común. La gripe puede ser una condición respiratoria seria causada por el Virus Influenza A, familia Orthomixoviridae; de hecho, mueren muchas personas anualmente por su severidad y complicaciones a pesar de existir vacunas para su prevención. Para tener una idea de lo severo que puede ser la enfermedad se debe mencionar la Pandemia de 1918-20 que mató entre 50 y 100 millones de personas a lo largo y ancho del mundo. La pandemia Covid19 pudo haber sido tan mortal como la Gripe Española pero gracias a los avances médicos y la rápida contención se minimizaron sus efectos

El catarro o resfriado, por su parte, es una condición benigna, sumamente frecuente, producida por virus Rinovirus de la familia Picornaviridae (virus ARN de pequeño tamaño) que rara vez conducen a complicaciones o muerte. Hasta la fecha se han descrito al menos 110 Rinovirus por lo que no se han logrado desarrollar vacunas apropiadas.

Infección por Rinovirus en el adulto

Los rinovirus están universalmente diseminados por el mundo y la infección se adquiere por contacto prolongado con personas infectadas a través del contacto directo con sus secreciones nasales: estornudos, soplido de nariz y contacto facial con vectores como pañuelos o toallitas y superficies contaminadas. La conjuntiva puede ser puerta de entrada para el rinovirus. La carga viral infectante debe ser alta para generar la infección

A pesar de la creencia popular, los besos, la tos y la conversación con personas resfriadas no son transmisores eficientes del rinovirus. Así mismo, mojarse en la lluvia o exponerse al frío tampoco son causas de resfriados ya que el virus debe estar presente.

El rinovirus tiene predilección por la mucosa nasal casi exclusivamente y al obtener una carga viral suficientemente alta las invade y comienza la replicación viral que eventualmente generará los síntomas propios de la infección. En personas susceptibles puede haber infección respiratoria baja pero no es lo común.

Incubación e inicio de los síntomas: momento desde el que se adquiere la infección hasta manifestarse los síntomas, tiene un promedio de 1-2 días, pero puede ocurrir a partir de las 2 horas siguientes al contacto efectivo. El paciente es contagioso durante el período de incubación hasta 10-14 días después

Síntomas: tienen su pico de efervescencia entre 2-4 días (8-16 horas en los casos de sintomatología precoz) y una duración total de 7-11 días

• Resequedad e irritación nasal, síntoma inicial
• Molestias e irritación de la garganta, ronquera y tos (30%)
• Rinorrea, congestión nasal y estornudos que se intensifican en 2-3 días
• Malestar general
• Cefalea leve, congestión facial y de los oídos
• Pérdida o disminución del gusto y del olfato
• Fiebre baja o ausente

Tratamiento: es sintomático y no requiere antibióticos en ausencia de complicaciones; la vitamina C no previene ni acorta la duración de la infección

• Reposo relativo
• Hidratación abundante
• Abrigo
• Acetaminofén durante el embarazo. Analgésicos antiinflamatorios comunes (AINES), especialmente ibuprofeno, naproxeno, diclofenac (antes de la semana 32 para casos severos y previa autorización del obstetra).
• Descongestionantes nasales, tópicos (nafazolina, oximetazolina, fenilefrina) y/o tomados (pseudoefedrina)
• Antihistamínicos de primera generación (clorfeniramina, dimenhidrinato). Causan sedación, pero son más efectivos que los no sedantes (loratadina, desloratadina) en el control de la rinorrea (25-35%)
• Zinc: 75 mg al día por 2-3 días al ser iniciado durante las primeras 24 horas desde la aparición de los síntomas reduce la duración de la infección

Complicaciones: ausencia laboral, sinusitis y otitis media; asma, bronquitis y neumonía en pacientes susceptibles.